martes, 12 de febrero de 2013

Despedida para Zitita

Mi amada Zitita

Ni en la peor pesadilla me imaginé alguna vez que iba a estar escribiendo esto.

Llegaste ese Noviembre hace 7 años a nuestra familia. Te traje casi por accidente, mejor dicho.

De la oficina me fui al aeropuerto con la idea de traer sólo dos birmanos desde Argentina, y cuando te vi en esa jaulita, de 4 meses y medio, con un ojito chico y ronroneándome, supe que ibamos a estar juntas mucho tiempo. Fuiste "la llapa". (fui por 2 y volví con 3).

Otra persona te había devuelto, me decían que porque no te habías adaptado: seguro fue porque desde chiquita fuiste una vieja alegona ("te enojai por todo" te decía varias veces al día, igual que la canción) y porque alguna vez tuviste un Herpes bien agresivo que te dejó el ojito llorón para siempre. La gente por lo general no perdona pequeños defectos, exigiendo "perfección" como eligiendo una licuadora. Yo vi en ti tu esencia. En la imperfección a veces está lo bello también.

Alegona fuiste, y seguramente serías siendo, pues a pesar que los birmanos no son tan vocales, tu voz tenía mil matices, que me los sabía todos, incluyendo el de advertencia que ibas a abrir la puerta si te quedabas fuera del dormitorio a la hora de irse a dormir.

Con tu cola plumosa ondulando, te ponías tan contenta cuando te dabas cuenta que empezaba a apagar las luces y que era hora de dormir. Entonces corrías la loca carrera de todos los días de quién llegaba a la cama primero (tú o la Veda), la primera que llegaba era la que se quedaba a dormir ahí toda la noche.



Para lo gruñona que siempre fuiste, tuviste paciencia infinita con el Agus, al que creo siempre le dio nervio que fueras tan esponjosa. Te usó de cojín mil veces y aguantaste estóica los apretones de cachetes y tener a un niño cíclope sobre tus ojitos cantándote Zitita Pascuera Acuérdate de mi Me Porto bien en Casa también en el Jardín, con un entusiasmo tal que a cualquier otro gato le habría dado susto, igual.

Tu ojito calificaba para operación, abrir ese lagrimal con un catéter, pero decidí que iba a limpiar tu ojito de por vida para no ponerte en riesgo. Además que disfrutabas tanto cualquier acicalado. Este fin de semana iba a bañarte....Al margen de eso, eres la más preciosa de las gatas que hemos tenido. "The Former" ("la fundadora"). Mi hembra alfa de la manada. La que comía primero. La que dormía en la mejor cama. La que iniciaba (y terminaba) las peleas. La que de un solo vistazo dejaba tieso-petrificado a Domingo en lo que fuera que estuviera haciendo. La que se retiraba majestuosa como en cámara lenta con su cola bien orgullosa, pata a pata, imponiendo el orden en la casa. La que sacaba su flaite interior vez que había pescado a la hora de almuerzo. La patrullera nocturna que iba cama por cama revisando que estuviéramos bien dormidos, y ventana por ventana, que no hubiera intrusos. Bueno, salvo el gato vaca que llegó a la casa de enfrente hace un mes, que quedó prendado te ti y venía a verte por las ventanas hacia adentro todas las noches. Tú, la que exigía todas las mañanas pasar la lengua por los tazones con restos del yogurt. Que nos dio tantos momentos de risas y de emoción al recibir a tus muchos niños. Y algunas sorpresas, como "Domingo", que llegó sin aviso porque te fugaste de tu encierro abriendo una ventana de corredera (nunca sabré cómo lo hacías, para abrir todo tipo de puertas y ventanas) para irte a tu día de pasión con Carmelito, al que sólo pescabas para cruzarte. Claro, era el "marido" de tu "Comadre" Afrikita. De ahí que decíamos que en casa teníamos el gatu-reality "Pasiones y Mentiras" donde había de todo, drama, traición, amor, etc. etc.

Fuiste la que más cachorros ha tenido: puras divas regalonas, majestuosas, cercanas y distantes a la vez, y puros leones cabezones, enormes, infantiles y "choros" defensores de sus familias. Todos con tus ojos preciosos oscuros zafiro y tu suave pelo que nunca se enreda. Tanta guagua  te valió además los galones para que todos los demás entendieran su posición en la manada. Este año te ibas jubilada, para seguir los años que te quedaban de vida aburguesada y perezosa al margen de la crianza. Tu más que merecido descanso.


Ay...Tus exquisitos abrazos, peludos, gordos y cálidos. Tu frente apoyada en mi cuello. Tu cheek- to cheek con un suave ronroneo. Tu suave energía. Ahora vine a identificar cómo era, cuando abracé en la mañana con desesperación tu cuerpecito frío y sentí que ya no estabas ahí.



Personaje, dabas por terminadas las visitas de futuros dueños cuando -literalmente- se te paraba la cola. Llegabas al living y te llevabas una por una las guaguas, fueran tuyas o no. Alegando. "Se pueden ir retirando". No tenías que hablar para entenderlo. Había pocas personas que tu piel resistiera. Selectiva y celosa. Siempre al lado de mis tobillos, o sobre mi falda, o a mi lado durmiendo en la cama. Si las visitas no te gustaban, tomabas prudente distancia observando (y alegando) desde cierta distancia.

Tan inteligente, que estoy segura tenías conciencia de tu propia existencia. Cuando estábamos en Las Condes, todos los días te subías al WC a mirarte largamente al espejo. A tí misma. Aprendiste solita a abrir todo tipo de puertas y ventanas. Educadísima. Con sentido del humor y juguetona hasta en tus entrados años. Por esta razón, que eras el "garbo y la distinción" en 4 patas, y porque tu madre era Imperial Elegance, de una empingorotada línea de sangre inglesa, es que a tus hijos casi sin excepción le pusimos nombres de príncipes y princesas. Qué menos, para semejante progenitora.



Imposible olvidar cuando "te ibas al mall". Traías tus guaguas de a una sobre la cama para que te las cuidáramos y luego te desaparecías un par de horas dentro de la casa, o te acurrucabas al final encima de nosotros para un caluroso regaloneo con toda la familia.



Por estos días, te trenzabas en discusiones filosóficas que rápidamente pasaban a discusiones a grito pelado (sin golpes, como toda dama glamorosa que eres) con la Veda, por aclarar quién de las dos técnicamente era la madre de las guaguas. Pequeño detalle que las guaguas son abisinias de pelo corto y tú una esponjosa birmana. No era raro encontrarte durmiendo siesta enrollada lo más posible con tal de caber dentro del autito del Agus, con uno o dos abisinios agarrados de tus pechugas, aunque ni leche tuvieras. Bueno.



Contigo aprendí casi todo lo que sé de gatos en estos años. Fuiste mi compañera leal, incondicional y dulce que me hizo saber cada día lo mucho que me querías. Venías corriendo cuando te llamaba y te encantaba echarte en mis cosas. Tu olor y el mío. Contigo los pelos en la ropa fueron todo lo contrario a una molestia.
Eras tan digna que incluso a horas de haber parido tu pelo estaba perfecto como si nunca hubiera pasado nada. Siempre estabas ahí. Si estábamos viendo una película, echada al lado de nuestra cabeza en el sillón. En la silla de al lado a la hora de las comidas. Esperando sentada en la puerta a que llegáramos. Acostada a los pies de la cama de Agustín. Durmiendo al fondo de mi closet o en el cajón de mis pañuelos en los días calurosos. Tengo tu voz pidiendo que siga acariciándote ("continúa, mamá mala") sonando en mi memoria mientras te escribo.

Contigo lloramos todos y cada uno de tus bebés que partieron. Lloramos de emoción con tus ecografías y del milagro de la vida en cada nacimiento. Siempre me esperaste para tenerlos, confiaste en mi y con tu patita en mi mano y con tu carita de amor infinito trajimos a tus bebés al mundo. Partimos juntas a horas de la madrugada a cesáreas de urgencia. Salí corriendo de mi trabajo cada vez que necesitaste algo. Templaste a fuego mi fortaleza, cada vez que traté de salvar la vida de algunos cachorros con mis propias manos, cuando claramente venían para no quedarse en este mundo.



Fuiste casi literalmente, mi hija, mi compromiso contigo era total como tu amor a nosotros y me siento terrible de cómo terminó tu vida. Te imaginaba llegando a viejita tomando siestas al sol, que tuvieras una muerte tranquila y en paz con nosotros a tu lado para que no tuvieras miedo, pero el destino quiso que terminaras correteada en tu propia casa por un perro descuidado por sus dueños. Te encontré a pocos metros después de buscarte como loca por más de dos horas en la casa.



Espero no hayas sufrido y haya sido todo rápido.

Ahora no puedo sacarme el dejavu de encontrarte, en posición de intentar dar un paso, con una pequeña herida en el muslo y con la quijada quebrada. Debiste gritar, pero no estaba ahí para escucharte, para salvarte, para acompañarte. Me parte el corazón imaginar el momento y que no me hayas visto ahí. Que pasara todo esto estando solita. El miedo que debes haber tenido. El dolor que ese animal te haya causado.

Nada de eso debió haber pasado. Menos a ti. No me convenzo.

No es justo.

Me siento culpable de no haber estado para extrañarte antes de que pasara todo eso. Tú que siempre estabas ahí y que siempre por tí cualquier esfuerzo o cuidado no era demasiado.

Quedaste a cargo de alguien que en verdad no entiende lo importante que eras para mi, y el respeto que tenemos por la vida ajena en casa. Lo especiales y particulares que son todos y cada uno de uds. Cada uno con su carácter, con sus rarezas. Ella, que cree que -en verdad- su mentira descarada, evidente, insostenible es una excusa para justificar la negligencia causante de tu partida, y de paso marginarse del sufrimiento espantoso que nos causa tu partida como si nada pasara, como si tuviera el corazón de piedra.  Un ícono de lo vacíos y deshumanizados que estamos en Chile que nada se hace con pasión de por medio, que la gratitud y el cariño es mucho pedir. De lo poco que vale la palabra empeñada, la lealtad, la empatía, el compromiso.

Espero al menos esto sirva de testimonio para todos aquellos que tienen animales y que no se hacen cargo como deben de sus cuidados. De los dueños de perros que vagan sueltos por las calles, incentivados por diversión incomprensible y primitiva para atacar a otros animales, que entiendan el dolor y la gravedad que su descuido y negligencia provocan. Y para dueños de gatitos y otros animales, que ninguna medida es excesiva para prevenir que su mascota más querida termine de esta manera su vida, en las fauces de un animal , dentro de su propia casa.

Mi Zitita, mi Ex-qui-Zita, te pedimos sentidas disculpas, mil disculpas por no dejarte con un cuidador competente, te damos las gracias por todo lo que nos diste mi niña, te quedamos en deuda por siempre por cómo terminó tu vida.

Será imposible olvidar nada de ti, tu cálido abrazo, tu voz, tu humor, tu cara asomando por la cortina del baño, tu cola ondulante que lo decía todo. Tu espacio vacío sobre la cama desde hoy en la noche en adelante.

Te deseo un prado lleno de pastito largo , polillas y flores amarillas, mi niña. Y en verdad espero encontrarme contigo, en otro cuerpo, en otra vida.

Con el dolor de mi alma.... ¡Ay qué dolor que me dejas mi niña!.....¡Hasta siempre!, mi Zitita Pascuera.

Te amamos, tu papá, tu mamá, y Agustín,











lunes, 13 de febrero de 2012

¿Estresado con el regalo de Los Enamorados?

Mi marido rara vez le achunta al regalo y desde el primero "importante" (1er aniversario de pololeo) que sabía lo que se me venía: fue un mono de resina (porcelana plástica) con forma de niño con un pato, lo compró porque "lo encontró bonito" y después de "cumplemeses" poco románticos eso fue la guinda de la torta y claro, cuando lo abrí monté en cólera, vi rojo y por poco y no me pongo a llorar. "Mina histérica" pensó él, hasta el día de hoy nos reímos de eso, pero lo cierto es que cuando anecdóticamente le cuento a amigas sobre "aquél regalo" las carcajadas no se hacen esperar y los comentarios del tipo "es que yo lo mato" son lo habitual.

El año pasado para mi cumpleaños, en medio del asado con mis amigos, irrumpió sin previo aviso un romántico "peoneta" (sres. que cargan cosas en camiones, para quien no conoce la palabra) entró con una "yegua" (carrito para acarrear bultos en las bodegas) y dejó en el medio de mi precioso comedor un "delta" (jueguito de los años 80 al que se le meten fichas por debajo y tiene cargados como 1,000 juegos de tipo arcade-Atari) color verde loro con amarillo. Mi marido, con la cara flamante me dice "aquí está tu regalo Amor, feliz cumpleaños"- yo con cara de !!! y mis amigos tb. porque si me conocieran, sabrían que lo último que uno podría imaginarse conmigo es verme jugando una cosa así. Bueno, de más está decir que hasta ahí llegó el cumpleaños pues los machos presentes se arrebolaron en torno al asuntito y se quedaron jugando con él hasta las 10 de la noche mientras las féminas me preguntaban como gallinas cacareando si de verdad me gustaba esa cuestión en el comedor y que porqué me habían "regalado" eso, si era talla interna o qué. A mi me habría gustado ser alcohólica en ese momento, pero soy tan perna, que ni para eso me alcanza. Trágame tierra. Prefiero tomármelo con humor como uno de muchos desatinos y regalos con elástico que me han llegado en fechas "de aquellas" de parte de mi querido marido.

El año antepasado mi regalo de cumpleaños fue una imagen .jpg de una planta, mi marido me pidió que me sentara a mirar el monitor de su computador a las 8 de la mañana y con gran entusiasmo me dijo "ahí está tu regalo, feliz cumpleaños" , supuestamente era el cerco para nuestro terreno recién comprado, de más está decir que yo ya a esas alturas tenía cero expectativa con el tema de los regalos, y que hasta la fecha aún nuestro terreno sigue completamente pelado.

Por cosas como ésas, cada vez que vienen estas fechas "regalables" a mi me da igual algo de pánico escénico.

Los hombres siempre dicen que las minas somos super complicadas y es verdad, porque muchas somos poco concretas y le andamos viendo el significado a las cosas, los hombres generalmente ven sólo ... "cosas".

Sin caer en el cliché que los hombres son de Marte y la mujer de Venus, porque todos somos diferentes, sí es verdad que los hombres son más concretos y prácticos que las mujeres, por lo general. Para tantos hombres el regalo tiene también objetivos secundarios, como demostrarle a los pares el propio estatus económico como si su mina fuera la extensión de sus dominios materiales (auto grande del año, Club privado, Iphone, reloj caro, pinta Polo/ Lacoste, siguen a la mina- re mina con regalos caros, comunes en manos y vehículos de las distinguidas señoras ABC1); reforzarse con la dama en su condición de "macho proveedor alfa" y de paso, marcar territorio ante posible competencia. En algunos casos más borde aún, "cargar créditos" con la distinguida pre o post postura de cornamenta, o metidas de patas varias, para que llegado el momento, al menos quede el rezago de algo "a favor" en la balanza de "me divorcio- no me divorcio" haya.

Motivos menos afines con el amor que eso, ni hablar. Ojalá cada regalo fuera siempre motivado simplemente porque "quiero que se sienta como una en un millón y que cada vez que vea eso se recuerde de mí". De otro modo sería un nuevo ejemplo de lo torcidos que estamos como sociedad los chilenos buscando que un hijo entre a un colegio tal no porque es "lo mejor para el niño" sino que por "las oportunidades de contactos" que eso puede generar. Mal.

La diferencia entre decirle a la enamorada "te regalo una estrella" es el contexto. Si es tirados mirando el cielo de noche, puede que se la compren y hasta emocione, pero si lo muestran en una pantalla mirando el diario de reojo, la verdad es que poco romance le veo.

Igual hay que entenderlos y ayudar: En alguna navidad a mi galán me acuerdo hasta haberle impreso una "Wish list" (lista de deseos) donde habían cosas desde lápices de colores de $2 lucas hasta x cosas, hasta con los códigos de barra de una tienda para que no alegara que "es horrible comprar en navidad.

Regalarme a mí es bien fácil, soy fanática de la Hello Kitty y gatúbela total, por lo cual casi cualquier cosa que tenga bigotes o sea rosado o a lunares, ya me gusta. Soy retro y mando a hacer mis colonias de violetas y de verbena a una fábrica de póscimas en Santiago Centro y cualquier cosa que huela a eso me gusta. Me gustan los jabones, los lentes y los zapatos de todo tipo y si me regalaran una madeja de lana del color que fuera, igual estaría feliz. Creo que no hay mal alguno que no se pueda arreglar con chocolate. Soy megalómana por lo cual casi cualquier cd de música me dejaría loca (salvo los Huachiturros o Ráfaga). Leo mucho y de todo tipo de cosas. Soy gamer de XBOX. Me cuido del sol con todo tipo de gorros. Ando en bicicleta.

Se me ocurren tantas cosas que podrían regalarme sin conocerme sólo con esos tips y que me harían super feliz porque "suenan a mi" y no entiendo porqué me llegan monos de loza, video flippers y otro tipo de regalos con elásticos de la persona más importante para mí en el mundo.

Lo peor es que lo tengo asumido, cuando me llegan estos regalos exóticos pienso por un segundo que no me conoce o no me quiere, y de paso me siento culposa porque él llegue a sentir que soy malagradecida. Como no me gusta mentir, cuando me llegan estas cosas opto por dar las gracias y decir que es muy lindo (aunque no sea ideal para mi) y listo, a otra cosa mariposa.

Por otra parte, igual me da como ternura que de verdad él hace su mejor esfuerzo y como ya sabe los porrazos con regalos anteriores, para él finalmente debe ser un estrés comprarme algo de regalo y me lo anuncia tiempo antes "voy a ir a comprar tu regalo" con cara de becerro yendo al matadero. Y aunque le digo que mejor no se complique y que no me compre nada, igual lo sigue intentando.

Que no se entienda mal: yo amo a mi marido y le creo que él a mi.

Mientras estos días en los medios empieza el desfile de todo tipo de cosas como "alternativas de regalo para los enamorados", computadores, televisores y las cosas más inverosímiles para una fecha romántica, refuerzo la conclusión que lo del regalo de verdad da lo mismo y a no tener expectactiva. Si yo planeo meses antes el "regalo perfecto" con empaques especiales y cada detalle cuidado, es simplemente una muestra más de lo obsesiva que soy y que tengo que entender que los demás no deben ser iguales que yo. Que a su manera, él sí se preocupa de estar horas viendo alternativas para un regalo mío - eso ya es una tortura para él, que odia el vitrineo- aún cuando su criterio de elección sea muy diferente del mío. Que los paquetes pegados cinta médica transparente con el papel arrugado no significa que lo hizo con descuido o desinterés.

Me sirvió entender algo obvio, que él es un ser imperfecto igual que yo y que simplemente él es al lote en eso. Y que para él, un regalo es sólo un regalo y una fecha sólo una fecha y que puedo esperar a que al ulmo le salgan peras esperando a que haya algo más romántico que eso algún día. Que es como esperar enamorarse como en estándar cinematográfico y esperar una explosión de felicidad en el corazón y finalmente darse cuenta que el príncipe azul sea un jilguero nada perfecto y la situación en un lugar con cero glamour. Que es como es y que yo acepté y acepto todos los días el paquete completo. Y que hay cosas muy buenas en ese paquete por lo cual vale la pena seguir cantando.

Para ir terminando, a las que me leen que se mataron de la risa con lo primero acordándose de algún regalo pastel o espantoso que recibieron alguna vez, les doy un consejo: no puede uno quejarse si no intenta al menos una vez decirle directa o indirectamente al Romeo qué es lo que uno quiere. A veces se requiere ser bien re bruta para decirle tal cual (no subliminalmente) exactamente lo que uno quiere de ellos y cuándo lo quiere. (brutalidad es proporcional a altura desde la cual el Romeo se cae del catre). Si la montaña no va a Maoma....

Y si hay algún hombre por ahí que ya está achacado, presionado a comprarle algo a su mina, y pensando que sólo se trata de lucas, evalúe a su lola y considere panoramas cursis como invitada a cenar (con reservaciones previas.. por favor!!) a un lugar que a ella le guste, regalarle flores con una tarjetita escrita con dedicación, esperarla donde no lo espera, simplemente mirarla a los ojos con cara de idiota y decirle de corazón cuánto la quiere o darse 2 minutos para abrazarla mirando una puesta de sol y prometiéndole algo, lo que sea, que quiera de verdad cumplir. En tiempo de calidad memorable, aunque fuera sólo un ratito. Si la tiene al lado, él sabe cómo.

No hay ningún mejor regalo que lo que nace del corazón. (Del emotivo, no del muscular!!)

Feliz día de los enamorados, incluyendo a los que no están emparejados.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Despedida a Afrika

Es cierto, era "sólo un gato", pero en nuestro hogar esa palabra significa mucho. No se puede pasar por el mundo sin darse el derecho de amar, y contigo y con nuestros otros gatitos puedo decir que hemos vivido intensamente la vida.

Mi niña preciosa, te hago tu merecida despedida final contándole a quienes te conocieron cómo fue tu vida con nosotros.

Fuiste de nuestros primeros birmanitos, por mucho tiempo fuiste la materialización de lo que uno formalmente entiende como "hijos" y mi primer proyecto personal extralaboral , de algo que me identifica totalmente.

De ti puedo decir tantas cosas, que eres un "dulce", jamás un arañazo ni cambio de humor, siempre contenta y receptiva a nuestro humor. Eras tan dócil que hasta ayudaste a varias personas que antes odiaban a los gatos, a entender que uds. son maravillosos compañeros.
Eres la más glotona que haya conocido, nos tomó años que no te subieras a la mesa, no porque no entendieras que no había que hacerlo, simplemente que no veías sentido a estar más lejos de nosotros, así de simple. Nervios de acero, nunca nada te asustó, ni ruidos, ni agua ni nada.


Compartimos muchas ricas siestas juntas y noches contigo durmiendo sobre nuestra cama, entre o encima de nosotros en nuestro cuarto y desde la llegada de Agustín fuiste su "guardiana" incansable aguantando todo de él sin mover ni un pelo, siempre a su lado guardando su sueño; así tuviste el privilegio de pasearte en coche, en andador, dormir (sin permiso) algunas veces en cuna como siempre habrías querido (para la próxima marca "Niña" en el formulario no "Gato") y talvez hasta de degustar ocasionalmente las sobras de algunas papillas (sí, no me reten, es lo que hay).


La comida ajena siempre es más rica, no importa si proviene del mismo envase que los otros platos, eso es algo que nos quedó claro contigo. Eres, por decirlo así, un gato de buen humor y hasta tus últimos días aunque estuvieras débil siempre estuviste lista para el juego vigoroso, a darnos besos sobretodo si estábamos tristes, a ronronear como motoneta con una mirada, para acurrucar guaguas o a jugar con ellas aunque fueran ajenas , ah las guaguas.... te encantan! y a intentar alimentarlas aunque ni siquiera tuvieras leche. Los lamías hasta dejarlos mojados enteros y de estos cariños no se salvó ni siquiera Agustín, quien era un gatito más para ti.

Eres "mi gato mono", tu voz era suave, inconfundible y con ese suave maullido "ih" que era capaz de despertarme de inmediato te comunicaste estos 5 años diciéndonos lo especiales que fuimos para ti, cosa que me pone muy feliz.

Fuiste intensamente feliz y me quedo con el consuelo que hicimos todo lo que estuvo a nuestro alcance por tí y que tuvimos la suerte de estar juntos estos 5 años.

Llegaste este mismo mes hace 5 años a nuestra familia, en terribles condiciones desde Argentina. Salvar tu vida, curarte y ponerte linda y que merecidamente ganaras tu título de Campeona Nacional con tus espectaculares ojos azules y tu suave pelo, no sólo nos llenó de orgullo sino que nos hizo crecer en lo personal de la manera que sólo nacen de la exposición al sufrimiento, el desarrollo de la perseverancia y la profunda empatía y humildad por tu fortaleza que siempre nos provocaste entre tantos otros sentimientos que ahora tengo en la garganta. También a reflexionar sobre lo frágil que son nuestros cuerpos, lo delicado que es el equilibrio de la naturaleza y lo poco que nos preocupamos de vivir intensamente, como si el día presente fuera el último: nunca sabes qué te trae pronto la ruleta de la vida.

Nosotros los humanos nos abrumamos con tan poco, le exigimos tanto a la vida. Algo que aprendí con los felinos es que ningún mal es demasiado para soportarlo y que todo tiene en la vida una salida salvo morirse (acaso), y que por eso hay que siempre seguirlo intentando.

Contigo, en momentos tristes, mi vida cobró un nuevo sentido.

Como buena Argentina, eras seca para la carne, para el fútbol (sí, si agarrabas la pelota corrías como una loca haciendo la bicicleta y NADIE nadie lograba quitártela) y con tu personalidad te ganabas el corazón de todo el mundo, de dos o de cuatro patas.

Profesora oficial de Cacería 1.0 para todos los bebés que pasaron por Angelicat.

Perdona mi cobardía de no poner antes fin a tu merecido descanso. Es que la esperanza es lo último que se abandona y decidir sobre la vida ajena es demasiado fuerte, hasta para uno.

Cada vez que escuche la canción "Afrika" de Toto; cuando esté de cumpleaños Alessandra (el mismo día que tú); o que encuentre el ponchito con la coqueta flor en el cuello que tejí para ti y con mucho gusto usabas en el invierno, o cuando alguien me mande fotos de alguno de tus hijos para que vea lo lindos y parecidos a ti que están, me acordaré con ternura de ti.

Que San Francisco que cuide y te lleve a correr por praderas floreadas llenas de mariposas y te encuentres con tu querido Carmelito, tu parejita a la que echaste tanto de menos que te ha esperado desde entonces.

Nunca te olvidaremos , para siempre serás nuestra pequeña A-fri-kita / de / los/ o-jiiiii-tos/ azules.

Con amor,

Tu papá y tu mamá.

lunes, 6 de septiembre de 2010

La risa abunda en la boca de...


Pasé mal fin de semana. El viernes lo coroné con un comentario de alguien muy cercano que me dijo que no era bien visto que me estuviera riendo a carcajadas todo el día y que hay personas a las que les molesta, que "hay que saber ubicarse" y que estoy quedando como la loquita del grupo, la tontita que se rie por todo. "La risa abunda en la boca de los tontos" reza el dicho.




Hubiera preferido que me dijeran que soy mala persona o que hago mal mi trabajo. El comentario que en forma es bien intencionado y hasta inocente (un consejo, una advertencia para hacer más fácil mi vida) me viene como estocada al corazón, pues pedirme que me vuelva un chileno más, callado, políticamente correcto, regido por el miedo, vestido de gris, café o negro, con auto plateado o blanco para que sea más fácil la reventa... de plano.. no me queda.




Lo terrible es que he escuchado el mismo reclamo toda la vida: la gente diferente molesta, tarde o temprano, si no es porque hay que hacerse cargo del mal humor y de la intolerancia de los demás.




Andar con cara de culo todo el día es más aceptado: hasta puede ser sinónimo de que en esa cabeza hay ideas "grandes e importantes". "Puta el huevón importante, está pensando cosas serias". A más respetable el personaje, más cara de culo. Y si no es así, es comentado y cada vez que el personaje se sonríe o tiene un gesto amable, se le celebra. Probablemente es jefe, empresario, en fin, nada en plata y/o todos o almenos mucha gente, le tengan entre susto y respeto según cuán fruncido esté su ceño. Eso implica otra cosa: para sobrevivir hay que aprender "la habilidad blanda" de camalonear rápidamente el estado de ánimo propio en función del ajeno: andarle viendo la cara al tipo del cual el pellejo de uno depende. Sobrevivir un día. Mientras más éxito, menos risa. Inversamente proporcional.




Me acordé del ministro Goldborne con su carcajada en plena sesión y el revuelo que causó la interpretación de su risa. El mismo ministro políticamente incorrecto al que nadie le entendió su gesto por un email gracioso en un momento inoportuno, que ahora se convirtió en héroe por insistir hasta el hartazgo en buscar a 33 mineros que ya todo el mundo habría dado por perdidos.




Nuevamente me doy cuenta que la base de mi "problema" tal vez sea mi origen. Tengo mi herencia italiana: mi papá que aprovechaba los apagones para salir a bailar a la calle en calzoncillos y lamento (o no lamento) decir que no siempre iba solo (!), mi mesa familiar donde más de alguna vez mis compañeros de estudio y amigos se quedaron mirando porque hacíamos bromas donde el objeto de risa era algún pariente difunto y la situación era con este difunto metido en su última tenida (el cajón). Si la película "La Famiglia" resume de manera perfecta como era todo en mi casa: no había discusión que no terminara con alguien rompiendo algo para dar por terminada la pelea, después que nos abrazáramos todos diciendo lo mucho que nos queremos. Todos locos. En Italia probablemente sea uno de los pocos países donde a su Presidente de La República lo miren como ídolo en el diario por hacerse una buena partuza con chicas de 15 y salir hasta más alto en los sondeos públicos de aceptación, cuando en otro país lo lincharían vivo.




O qué decir de mi colegio, escogido con pinzas por mis padres, y en mis tiempos selectivo, había que ser de la colonia para poder entrar, donde se estimulaba a propósito la creatividad y se exigía que uno hiciera su mejor esfuerzo por "encontrarse uno mismo", descubrir sus talentos y encontrar la razón de ser diferente de todo el resto, donde siempre habían estudiantes extranjeros de intercambio y donde NUNCA nunca se discriminó a alguien por el simple hecho de ser diferente, al contrario, era premiada la tolerancia a la diversidad.




Un país tiene que pasar por una vivencia tan marcadora como una guerra para entender que hay que vivir intensamente, que siempre puede pasar alguna tragedia que te arrebate a tus seres queridos y que cualquier día puedes prescindir de lo mínimo necesario a lo que estás acostumbrado, y que hay que aprender a disfrutar de su compañía y de todo lo que te dé la vida mientras dure. Chile es un pequeño país acostumbrado a las calamidades y aún no aprendemos esta lección. Seguimos viendo todo a través del prisma negro. Es cosa de subirse a un vagón del metro y ver las caras de las personas que van viajando, con la vista perdida en los vidrios, la expresión de cansancio, tedio, desmotivación. Vestidos sin ganas, café, gris, negro. En los ascensores , si le dices a un extraño que le queda lindo algo de su vestuario, la primera reacción tal vez sea de defensa antes de darse cuenta que es un halago, y pueda que responda, o talvez te mire de arriba a abajo y finja que no escuchó. Por algo somos líderes mundiales en tasa de patologías siquiátricas.




Es que si somos todos iguales cuál es la gracia: qué hay que aprender, qué hay que enseñar, qué posibilidad de evolucionar hay. Si uno está en el mundo para esas tres cosas, entonces siendo todos iguales, por lógica, la vida pierde todo sentido. Entonces vamos buscando el camino al Mapocho (para tirarse...).




De mi abuelo paterno la verdad es que tengo harto que decir: fue el más pequeño de sus hermanos, su papá murió cuando tenía 5 años, sus hermanos podían casi haber sido sus papás, por lo que creció con una mamá muy mayor y muy consentidora con este conchito díscolo. Su madre más tarde murió y quedó al cuidado de sus hermanos mayores, que actuaron de tutores y albaceas hasta que tuviera edad para acceder a su parte de la importante fortuna que dejaron mis bisabuelos, dueños de la primera industria de cervezas y bebidas gaseosas de Chile entre otras empresas.




Y ahí estuvo: cumplió la mayoría de edad y para cumplir con los requisitos del testamento, tuvo que obtener primero un grado académico y quién sabe porqué, eligió odontología. Fue compañero de Salvador Allende y lo vio de primera fuente desinfectándose las manos después de haber saludado a un "camarada" diciendo "me estoy sacando el olor a roto" en la confianza de su círculo privado. Con su título y su dinero en mano, sin mucho apego a sus hermanos, partió a Francia por casi 20 años donde consumió su fortuna, probablemente de manera bien irresponsable y divertida. Volvió a Chile y a pesar de su profesión , se dedicó a otras cosas de más interés para él: a socializar, y luego cuando empezó la Guerra Mundial, a matutear, yendo a Estados Unidos a comprar cosas que en Chile no habían y trayéndolas en grandes baúles para las señoras pirulas de la época: panties, televisores a color, secadores de pelo y un cuantuay de exóticos artículos. La fortuna nuevamente tocó a su puerta y partió esta vez a Nueva York, donde estuvo el tiempo suficiente para obtener la residencia y un puñado de amigos. En sus tiempos libres se dedicó a aprender mecánica y eléctrica de manera autodidacta e incursionaba como hobbie armando extraños artefactos y particulares inventos que varias veces le costaron reclamos de sus vecinos y accidentes domésticos. Loco por donde se lo mire. Y era chinchoso y se reía todo el tiempo.




A mi papá también le dijeron toda la vida que era "loco". Debo decir que me parezco mucho en temperamento a él, y a mi abuelo, que todo pirulo él caminando por donde ahora están los Juzgados con su ilustre amigo Tomás Ramos, fue a parar detenido por Carabineros por sacarle la mugre a un burrero en Valparaíso, pues no pudo tolerar ver a alguien golpeando a un animal.




Y como el carácter es heredable, aquí tenemos la secuencia de bisabuelo, abuelo, papá, hija y nieto cortaditos por la misma tijera: no importa la edad, el perfil sicológico sale igual. Nos cuesta controlar las emociones, vamos de la risa a carcajadas al llanto a sollozos sin ningún pudor.




No me gusta la discriminación, pero pensándolo bien, ya estoy frita en tantos aspectos: soy mujer en país tercermundista, estoy en edad fértil, tengo el ADN bien fallado y eso me lo recuerda mi isapre año tras año cuando me sube la prima; estudié carrera de hombres, no soy rica (de riqueza, de ricura no sé, habría que preguntar... (!) y tampoco soy pobre. No soy extrema derecha ni extrema izquierda. No soy ni 100% italiana ni 100% chilena. No estoy en ningún club social ni gimnasio, ni conozco a gente influyente. Ando en un auto todo chocado que más encima me gusta , me gustan los gatos cuando todo el mundo los odia. No sé bailar ningún ritmo y hablo demasiado o demasiado poco según la ocasión. Soy perna. O sea, todo mal.




Y no puedo dejar de reírme o sucumbir a la discriminación por ser diferente, porque siento que no sería feliz viviendo así y de paso renegar del valor de "ser diferente",que tanto cuesta, de mi herencia familiar.




Como en la película Transpotting (si no la han visto véanla, es demasiado buena y te hace pensar, aunque admito que cuando la vi en el cine hubo mucha gente que no tuvo estómago para verla y se paró en medio de la película para irse), elijo: elijo vestirme de colores, elijo decir NO cuando corresponde, elijo tomar la opción de no vivir en función del miedo de lo que dirán, pensarán o harán sobre mi; elijo hacerme cargo de las consecuencias de lo que haga; elijo reirme cuando algo me haga gracia aunque a otros les moleste o no entiendan y llorar cuando tenga pena. Elijo escoger a mis amigos y perdonarlos cuando ya no lo sean. Elijo pedir perdón cuando me de cuenta de haber cometido un error y también elijo no andar por la vida dañando a las personas.




Porque la vida es demasiado corta y hay tantas cosas tan graves y tremendas por las cuales llorar que no quiero desperdiciar un segundo: de alegrarme por cosas lindas, de buscar el lado bueno de las cosas; porque prefiero reírme de mí misma que llorar por todo lo que me falta, o hago mal o no entiendo o no sé. Mientras más viejo se pone uno más imperfecto se descubre, y eso podría ser una razón del más amargo de los llantos. Porque reírse es el único gesto que sólo los humanos podemos hacer y que nos hace profundamente... humanos. Porque se ríe cuando hay confianza y cariño, porque es honesto y desinteresado.




Porque la risa abunda en la boca de... la gente feliz.
















jueves, 24 de junio de 2010

Y todo partió con el terremoto


Supongo que todo partió ese día.

El terremoto me pilló de pie, a las 4 de la mañana, dando leche con una jeringa a unos gatitos recién nacidos en el closet de mi dormitorio.

Vivo en una parcela en una de las comunas más pobres de Santiago, metrópolis de 4 millones de habitantes de todas partes de Chile y del mundo, el "Nueva York" de Sudamérica.

Después de un incendio químico en una industria a minutos de mi casa y de unas impresionantes flamas de 45 metros de alto, decidimos evacuar la casa con mi marido, mi hijo de dos años y nuestros 15 gatos.

Me acuerdo que después del susto no pudimos volver a pegar el ojo y al claro de la luna llena que había esa madrugada, con mi marido y mi hijo nos quedamos abrazados por horas esperando esas interminables horas hasta que amaneciera, mirando esas llamaradas gigantescas por horas sin que nadie las atendiera.

Felizmente no nos pasó nada y volvimos con seguridad a nuestro hogar, porque básicamente no había dónde arrancar, y por cuatro días vivimos lo que anecdóticamente siempre ejemplifico diciendo que viví en "El Congo": sin agua, sin luz eléctrica, sin celular, sin familia cerca, con caminos cortados y con el susto de que llegara la noche.

Ese día me di cuenta lo vulnerables que somos como personas individuales: si se va la tecnología, así de repente, tu subsistencia pasa a depender de tu capacidad de adaptación a las circunstancias. Me hace gracia ahora pensar que hace cien años lo que acabo de describir no sería ninguna tragedia: cuando llega la hora del atardecer, la gente cena, se pone el pijama y se acabó el día y punto; o se sigue la rutina a la luz de una vela. Mucho ants de eso, el problema se solucionaba más fácil: si no hay supermercado, bicho que se mueva va a parar al asador.

Ahora si no hay luz eléctrica por una hora es una tragedia.

Mi doctora me planteó el tema de un grupo de estudios bíblicos que está seguro que el mundo cambiará de plano en el 2012: la idea es que por la alineación planetaria de la cual han hablado hasta el cansancio, haya un cambio magnético en la Tierra que sea tan brutal, que básicamente todo aparato enchufable deje de funcionar.

Cuando me contó su teoría, yo me distraje buceando en mi cartera un papel para no mirarla con la cara que ameritaba, que si acaso se le había zafado un tornillo.

Meses después, quizás porqué, desperté un día convencida que tenía toda la razón y en los días siguientes, no paré de decirle a quien se me pusiera por delante, que "el mundo se iba a acabar en el 2012". Podría hacer un listado de las caras con las que me miraron los que escucharon semejante discursito, al menos al darse cuenta que lo decía en serio y que no era uno más de mis disparates.

De repente, se me pasó por la cabeza que tal vez era cierto: como buen ingeniero civil que soy, la idea de masas gravitantes que atraen partículas electrónicas tenía sentido para mi y me dio pánico escénico que todo lo que mi doctora me mencionó fuera cierto. ¿Qué pasaría si realmente un día despertáramos y no hubiera luz, pero ... para siempre ?

Sería como el terremoto? Pero para siempre? Colas de automóviles intentando cargar gasolina, que no se podría vender pues no funcionaban los expendedores. Sin dinero ahorrado, pues no habría "sistema" para corroborar tu cuenta bancaria, porque es un hecho que ya hace mucho nadie guarda su patrimonio debajo de un colchón; que si alguien tiene dinero, ante este escenario de poco sirve.

Y al tiempo, cuando en los supermercados ya no hay nada, quien no sepa subsistir más allá de abrir algún paquete y hervirlo o meterlo al microondas, entonces... cómo sigue la vida? sin dinero, sin celular, sin comida procesada, sin ropa, sin ... nada?

Sin ir tan lejos... qué pasa el primer día, el segundo día, el tercer día? Esa confusión de no saber qué pasa y no saber qué hacer... ir a trabajar? Para qué? Cómo? Repentinamente todo deja de tener sentido y sólo se me viene a la cabeza una palabra para describir todo lo que sigue: caos.

Entonces hasta al más fanfarrón no le quedaría otra que adaptarse, dejar de quejarse por todo y más bien, ir pensando en qué talento tiene o puede desarrollar para volver a lo que hacíamos hace 2,000 años o más: subsistir. Y a los que queden, a desarrollar sus habilidades internas para asociarse, para cautivar, para adaptarse y convivir. El esquema del logro por el éxito, la fama y el porvenir adquisitivo ya no sirven de nada.

Porque una adversidad como la que pasamos los chilenos en febrero fue lo primero que hizo aflorar aparte del miedo: la necesidad de agruparse y de desarrollar instantánea empatía para subsistir. Pues claro está que a alguien que sólo sea capaz de pensar en su interés, claramente no logrará que nadie trabaje para él sin recibir nada a cambio. Los animales nos dan los mejores ejemplos de esto, como los leones o las hienas que cazan juntos y comparten lo que cazan, o hasta las avestruces que se turnan para cuidar los huevos de todos.

Nosotros en la evolución no sólo perdimos nuestros tan necesarios instintos ancestrales, como evacuar después de comer, percibir los cambios del medio, dormir cuando y cuánto hay que dormir y tomar agua cuando tenemos sed: además nos olvidamos por genética que tenemos que compartir. Nos volvimos en máquinas de poner cara de poker ante cualquier circunstancia.

Desde que tengo memoria, producto de mi herencia genovesa, el tema de la muerte y para qué sirve uno en la vida ha sido EL tema. Las familias genovesas tienen por costumbre fotografiar a sus muertos en el cajón durante el velorio y hasta minutos antes de ser sepultado y es costumbre también no llorarlos cuando ya no están, sino por el contrario, mantenerlos vivos en el recuerdo; es así como crecí en una familia muy antigua donde se hablaba de tíos fallecidos hace cien años como quien habla de alguien a quien vio hace apenas un par de días. A hablar de la muerte sin morbo, sin pena, sino como un paso natural a algo que viene para todos tarde o temprano que tiene que pillarte listo, sin temas pendientes.

No sé si pase algo para el 2012. Talvez no. Pero talvez sí pase algo y si es así , o me llega la hora antes, quiero estar preparada.

Si siempre he intentado ser mejor persona para mi, para mi familia y para quienes me rodean, sin miedo a ser diferente y pensar que sí puedo hacer una diferencia positiva en la vida de otra persona, con mayor razón ahora quiero hacerlo. Porque si me muero pronto, quiero que haya mucha gente para despedirme y que le digan a mi hijo que dejé la vara alta, para inspirarlo a él a ser mejor que yo, y que no haya nadie que pueda apuntarme para decirme que le hice algo malo, de adrede al menos. Honrar los esfuerzos que han hecho por mi mis padres. Y los de ellos.

Ya que vivo en el campo, no está de más una chacrita para enfrentar el fin del mundo. Por si acaso. Ya tengo una mata de tomates, estoy lista para el Apocalipsis. (como las 3 sandías de los pájaros dodos de La Era del Hielo).

En todo esto pienso de vez en cuando, por ejemplo, vengo manejando por la carretera por la pista lenta desde mi casa a la velocidad que corresponde y un tipo me sobrepasa a más velocidad haciendo gestos con las manos como que soy idiota, cuando hay más pistas disponibles. Podría adelantar por ahí sin hacer tanto sobresalto y evitarse las gratuitas agresiones. Entonces pienso que a ese mismo idiota en un par de años podría no quedarle otra que adaptarse, o extinguirse, como los dinosaurios.-